miércoles, 12 de diciembre de 2007

CAPÍTULO OCHO O DE COMO ÉSTE CAPÍTULO VIENE ANTES DEL NUEVE

No fueron fáciles, no, los inicios musicales de J Reenviado. En el conservatorio no llegaron a conservarlo más de tres días: al cuarto lo expulsaron. Enfurecido, se enfureció. Muy enfurecido, pintó su primer cuadro: composición verde, de clara influencia mísmica (movimiento a favor del talento de uno mismo, creado por J Reenviado un día de escaso talento). Regresó al conservatorio de música y lo colgó al revés (el cuadro, no el conservatorio, que eso pasó luego, pero no será contado por ser un episodio más retropsicoespasmódico que biográfico). Una vez colgado al revés fue inmediatamente readmitido y expulsado por unanimidad. Su padre intuyó que el niño tenía talento pictórico y lo apuntó a bailes de salón: nunca se había fiado de sus intuiciones. Fue allí, entre piernas y abrazos autómatas cuando ideó su segundo cuadro: estructura verde, de claras influencias ningunianas (movimiento pictórico que no bebe de ningún movimiento pictórico, porque no tiene sed). Lo ideó y lo desechó, porque desechar le salía mucho mejor que idear, especialmente mientras bailaba un fox-trot. Y eso fue lo que hizo J Reenviado antes de hacer tantas otras cosas que hizo antes de hacer tantas otras cosas que hizo antes de hacer tres cosas que nunca hizo: una, dos y tres. Y justo entonces...

domingo, 4 de febrero de 2007

CAPÍTULO SIETE, COMO LOS MAGNÍFICOS O LOS MOSQUETEROS ¿O NO ERAN SIETE? ¿O NO ERAN MOSQUETEROS?

Ya de muy pequeño J REENVIADO demostró un gran talento para el piano. Le encantaba tocarlo y que le tocara. Establecieron buena amistad hasta que el piano se enamoró de una partitura de Charles Ives y dimitió: sonaba borroso. La madre no lo supo nunca, la del piano, se entiende. Tampoco supieron entender como era posible ser músico esplendoroso y a la vez pintor finísimo. Y conferenciante a la vez que bailarín. O en tanto que bailarín, porque sus conferencias eran bailables: bailaban los conceptos, bailaban los pronombres, bailaban las miradas, bailaban las prostitutas, bailaban los enamorados, bailaban las cifras, bailaban los flecos, bailaban las aspiraciones y bailaban los ausentes. Y ya no bailaba nadie más. Un episodio de infancia ilustra perfectamente lo dicho: iba J Reenviado por un camino cuando pasó algo (algo que ilustra perfectamente lo dicho, pero que no contamos porque nadie antes lo ha hecho y, en consecuencia, no sabemos qué ocurrió).
También sabía tocar el violín pensando en otra cosa (exite un listados de las cosas que pensaba J Reenviado cuando tocaba el violín en la biblioteca de Leipzig, entrando a mano izquierda. Entrando a mano izquierda està Leipzig, no la biblioteca).

martes, 30 de enero de 2007

CAPITULO SEIS O SEXTO, DEPENDIENDO DEL CONTEXTO

(aviso inútil y no por eso menos gratuito: los comentarios hacen avanzar esta narración. Cuantos menos comentarios, menos avance. O avance cero. De momento no se ha registrado ningún retroceso. Aviso útil: fin del aviso anterior)

A principios de siglo (los biógrafos no concretan el siglo) J Reenviado compone su famosa Messe des pouvres (misa de los pobres). La compone en francés porque, en esa etapa, su francés era muy pobre.

Años más tarde esculpe la famosa patata microscópica, homenaje secreto a los "Comedores de patatas" de Van Gogh. Tan secreto que ni J Reenviado lo sabía, y se lo tuvieron que decir. Se trataba de una patata de dimensiones microscópicas, una especie de patata-átomo que simbolizaba lo que era: una patata de dimensiones microscópicas, porque por aquel entonces a J Reenviado no le sentaban bien los símbolos y le dolía que las cosas y las obras tuvieran significados absurdos más allá de ellas mismas. Para defender esta tesis la escribió y se la leyó tres veces antes de leerla otra vez, y así pudo dormir mejor. Porque si algo enojaba a J Reenviado, incluso más que un símbolo, era un insomnio.

Lo que no es ningún secreto es que, de la misma manera que es sabido que John Cage era el espíritu de Erik Satie, J Reenviado era el espíritu de John Cage. Biógrafos y ornitólogos aseguran que J Reenviado nunca conoció a Cage, nunca leyó a Cage, nunca escuchó a Cage. Mutismo y silencio entre ambas figuras. Hecho que confirmaría que J Reenviado era el espíritu de Cage.
La Messe des pouvres fué abucheada el día de su estreno. Defensor a ultranza del arte pobre, J Reenviado había ideado una orquesta de instrumentos hechos de escombros y residuos. A medida que la Misa avanzaba, los instrumentos se desmembraban y caían a trozos. A nadie le pareció gracioso y menos tadavía a los pobres, que no habían sido invitados y pedían limosna ignorantes de un hecho tan trascendental como aquel. El hecho trascendental era que pedían limosna, se entiende. Por otro lado, un lado más azulado, la Misa se estrenó sin incidentes antes de lo esperado ya que, se estrenara cuando se estrenara, nadie esperaba una Misa como aquella.
Y sin embargo la Missa tuvo críticas excelentes que ayudaron a superar la crisis de actos reflejos que sufría J Reenviado, especialmente los dias zurdos.

martes, 23 de enero de 2007

EL CAPITULO CINCO YA HA EMPEZADO

(RESUMEN: J Reenviado había nacido. Para más información, preguntar a su madre).

La primera conferencia de J Reenviado la pronunció siendo él muy joven y la conferencia más. La segunda conferencia, en cambio, no la pronunció y se oyó mucho menos. En tanto que pintor desconcertante, impartía conferencias explicando donde estaba el elemento desconcertante de su obra, aspecto de vital importancia teniendo en cuenta que nadie nunca había encontrado su pintura desconcertante. Eso era lo que desconcertaba, especialmente a los críticos, que se lo creen todo. En tanto que conferenciante desconcertante, iba vestido con mono rojo esquinado, más tirando a cuatro que a tres y medio. Y el público aplaudía. Y el público silbaba. Y el público abucheaba. Y no había público.

La sangre de sus pensamientos era espléndida y no lo era. Porque J Reenviado se parecía a un genio cuando duerme. Y esto era así porque si fuera de otra forma no sería lo mismo, y no siendo lo mismo ya no se sabría lo que sería, y los biógrafos y especialistas tendrían mucho más trabajo y llegarían tarde a casa y algunos, incluso, se verían obligados a tener casa para poder llegar tarde. Por eso la sangre de sus pensamientos era espléndida y no lo era.

(primicia: el capítulo seis incluye, totalmente gratis, palabras en cursiva pefectamente inclinadas)

martes, 9 de enero de 2007

cuarto capítulo o capítulo cuarto

Desde el 2007, un poco más de la biografía desbiografiada de J Reenviado.
La negrita es mia (de quien iba a ser)

No fue hasta mucho después que ocurrieron cosas distintas a las contadas hasta la fecha y otras no contadas o contadas en otras fechas. Pero ninguna relevante si atendemos a los comentarios vertidos por los especialistas especializados en verter comentarios como éstos.
Cuando J Reenviado dio su primer concierto, antes no había dado ninguno. Este hecho fascinó al público, acostumbrado a aplaudir a otros, acostumbrado a llegar tarde, acostumbrado a acostumbrarse a todo a lo que ya estaba acostumbrado. J Reenviado lo agradeció insultándolos flojito y pidiéndoles que tosieran sin demagogia. Esto fue un escándalo. Lástima que nadie se escandalizó y no tuvo repercusión. Pero fue escandaloso. Como lo fue que nadie supiera donde había arrinconado sus conocimientos. Pero ya hemos dicho que J Reenviado era un tipo misterioso poco dado a manifestaciones de clarividencia. Su madre se lo decía: eres un tipo misterioso poco dado a manifestaciones de ingravidez. Y el hijo respondía enfurecido: ¡no es ingravidez! Y la madre respondía: ¿qué es? Pero esto no era una respuesta, era una pregunta, y a J Reenviado le gustaban las respuestas. Su profesor de idiomas impronunciables le dio una: ¡siete!, le dijo. Y él lo recordó toda la vida.